viernes, 4 de octubre de 2013

La leyenda de la muerte



La leyenda de La Muerte


“Nadie es alguien. Un solo hombre inmortal,
es todos los hombres. Soy Dios, soy héroe,
Soy filósofo, soy demonio y soy mundo, lo
cual es una fatigosa manera de decir que no soy”

                                               Jorge Luis Borges


La mecánica de lo ilusorio
nos mantiene engañados,
con su realidad alternativa;
con sencillos enredos y laberintos,
que le dan matices distintos,
al transcurso de los días.
La futilidad de lo inmortal,
y el abuso del espejismo crudo
de la leyenda de la muerte,
nos distraen del absoluto.
El inmortal envejece eternamente,
y lo que parece final es un absurdo.
En el instante en que su burdo cuerpo,
muñeco de vanidades, dolores y delicias,
por fin se disgregue, átomo por átomo,
nacerá un niño, o quizá un tigre,
con el alma en blanco.
Heredará la reencarnación
secuencial del inmortal,
que, como un parásito inverosímil,
tomará de él célula por célula,
y en cambio cederá, lágrima por lágrima,
su alma eterna y su personalidad.

                                        Jorge



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